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Una vez tuve un sueño, y casi lo hago realidad…
Les cuento que mi sueño era ser parte de un proyecto de #startup y al final lo logré, me dieron una oportunidad!!
El tema es que nunca pensé que todo lo que había proyectado y todos los tips que tenía para llevar adelante mi sueño se iban a quedar truncos tan rápido.
Pensaba que mi falta de facultad, mi falta de inglés o mi edad iban a ser una traba y mi actitud me abrió puertas a los 53, pero no contaba con la infraestructura para llevar adelante tamaña hazaña… pero no me di cuenta hasta que estuve dentro del proyecto…
Tenía claro en la cabeza que debía terminar todo lo que empezaba, porque esa era una premisa, ¿pero a costa de qué?
Últimamente tenía claras mis prioridades, y mis sueños, estaba en eje, ya sabía que no era la Mujer maravilla y lo comprobé.
Empecé a capacitarme y me di cuenta que 24 horas no eran suficientes, mi energía no era infinita y la atención no era la misma a las 7 am que a las 7 pm…que mis otras actividades no las podía descuidar y que eso jugaba en contra de mi objetivo de ser parte de este gran proyecto. Así que decidí establecer un orden de prioridades donde mi vida personal, mi trabajo y el proyecto estaban alineados.
Ahí me di de frente con el poco tiempo que le podía otorgar a la motivación que me llevaba a ayudar a mujeres emprendedoras on line, era sólo los martes la radio y poco en las redes sociales.
Cuando quise establecer un objetivo medible, se cruzaban los intereses, eran opuestos, mi creatividad no era tan importante como estar enfocada en los resultados, esto recién empezaba y aún no tenía mi objetivo medible.
Recuerdo cuando trabajaba en multinacionales que los procesos eran lo más importante donde me enfocaba, y me di cuenta que quien debía enseñarme no tenía tiempo para perder y que para estar ciento por ciento entregada debía dejar otras cosas de lado porque el proyecto lo ameritaba.
Sentía una mochila de culpa cada vez que internet de casa iba a menos 10, o se cortaba, porque vivo en una zona en que hay una cooperativa solamente con baja velocidad. Mi meta era no procrastinar y cumplir al 100% y no sólo fallaba internet de calidad, a la semana siguiente tuve 2 cortes de luz en un día y un transformador me dejó 6 horas sin poder hacer nada. Adiós mi meta y mi
Me debería dar por vencida? Si el proyecto fuera mío no lo haría jamás!!! Hubiese luchado por hacerlo aunque no sea al 100 por ciento, pero era el proyecto de líderes de la perfección, que no se podían dar el lujo de que sus logros dependan de factores externos.
No se juega con los intereses ajenos, cuando la meta está muy lejos, decir no puedo es la mejor opción, a tiempo, antes del colapso por la suma de factores externos.
Si les tengo que ser sincera, con mi compu pedorra a punto de morir tomé el proyecto y la llevé a arreglar re ilusionada, mi sueño era una realidad, sentía que era un compromiso conmigo misma.
Pero jamás me iba a perdonar, que por cumplir un sueño iba a dejar que el intangible de una marca que está en constante crecimiento se frenara o se manchara por mi falta de criterio.
Decir no a tiempo, lo siento, no puedo, es una opción, a la de seguir adelante, fallar y nunca más poder revertirlo.
Muy agradecida claramente y aún analizando los factores de riesgo, pero sin culpa
¿Te pasó?